Page 13 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
P. 13
dentro de las universidades y en la administración pública. Ahora transmiten lo aprendido
en políticas públicas.
El Capítulo 3 – Agricultura, Sistemas Alimentarios y Desarrollo Rural, se enfoca en la importante
contribución de la Fundación al diseño y fortalecimiento de las instituciones clave de la región,
incluyendo centros y universidades de investigación aplicada. Las primeras experiencias de
financiamiento de las organizaciones sin fines de lucro, no gubernamentales y de la sociedad
civil que surgieron alrededor de la región en el proceso de redemocratización de la década de
1980 se centraron en la agricultura y el desarrollo rural. Muchas de ellas eran, en ese momento,
organizaciones incipientes que buscaban afianzarse. El respaldo de la Fundación les permitió
probar nuevas ideas, establecer su credibilidad y aprovechar el apoyo de otras fuentes. Algunas
se han convertido en autoridades reconocidas en sus áreas de especialización, guiando el trabajo
de otros en la región y en Europa, África y Asia. Quizá la mayor evidencia de la contribución de
la WKKF al desarrollo agrícola y rural en la región de América Latina y el Caribe sea el impacto
de sus actividades en las comunidades rurales en condiciones de pobreza. Como resultado de
sus esfuerzos, las innovaciones se adaptaron e integraron en las prácticas de las organizaciones
dirigidas por la comunidad. En última instancia, estos programas lograron un alcance geográfico
y un impacto sistémico aún mayores una vez que las lecciones aprendidas se incorporaron a las
nuevas políticas y programas públicos. Los proyectos de mayor éxito continuaron siendo puntos
de referencia para los programas de la Fundación incluso después de 2008.
El Capítulo 4 – Los Jóvenes y la Educación: Mejorando las Oportunidades para los Jóvenes
Marginados, analiza lo que se consideró en aquél momento como el área de menor inversión entre
los cuatro programas temáticos implementados entre mediados de la década de 1980 y 1999. A
pesar de esta percepción, este capítulo hace referencia a varios logros importantes de proyectos
financiados por la Fundación relacionados con la educación y el desarrollo de la juventud. Tal
vez lo más notable fue la oportunidad que muchos de los beneficiarios tuvieron de probar y
afinar modelos innovadores de programas de educación formal y no formal que posteriormente
fueron adoptados y financiados por el Estado. Estos modelos ofrecieron soluciones creativas
a los problemas de acceso y calidad de los sistemas educativos. Y su asimilación por parte de
los gobiernos locales y nacionales aseguró un mayor alcance y sostenibilidad a lo largo del
tiempo. Estos proyectos contribuyeron claramente a mejorar los resultados del aprendizaje y
las trayectorias de vida de cientos de miles de niños quienes, por primera vez, tuvieron acceso
a una educación de calidad o bien, en muchos casos, a cualquier tipo de educación. Sus éxitos
son especialmente significativos dada la naturaleza centralizada y jerárquica de los sistemas
educativos. A lo largo de la historia, los Estados se han resistido a compartir la responsabilidad,
el diseño y la gestión de los programas educativos con la sociedad civil y las organizaciones del
tercer sector.
El programa para jóvenes de la Fundación Kellogg también demostró que, cuando existen las
oportunidades y los estímulos apropiados para su edad, los jóvenes de todos los orígenes son un
valioso recurso para sus comunidades: aportan energía, entusiasmo, nuevas ideas y soluciones
innovadoras que a menudo escasean entre los adultos. Las innovaciones que surgieron del clúster
de modelos integrales de desarrollo con jóvenes demostraron que cuando estos participan,
pueden ser agentes de cambio en sus comunidades, y protagonistas de su propio desarrollo. Este
aprendizaje sustentaría el programa de la WKKF enfocado en la juventud de los años 2000, que
llevó el campo del desarrollo de la juventud al siguiente nivel. A diferencia de los proyectos
de la década de 1990, en los que los adultos organizaban programas de desarrollo de liderazgo
y de servicio comunitario para los jóvenes, los proyectos financiados después del año 2000
promovieron cada vez más proyectos y actividades organizados por y para los jóvenes.
El Capítulo 5 – Filantropía, Voluntariado y Responsabilidad Social Empresarial: Ayudando a
Fortalecer el Tercer Sector en América Latina y el Caribe analiza y cita ejemplos del cuarto esfuerzo
más importante de programación de actividades a finales de la década de 1980 y durante la
de 1990. En aquel entonces, la WKKF era el mayor inversionista en filantropía entre todas las
fundaciones privadas internacionales que operaban en la región, y el único que invertía en
voluntariado. Una evaluación independiente realizada para este esfuerzo describió un legado
importante como el nacimiento de un “nuevo movimiento social” de responsabilidad social
7