Page 18 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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experimentados y estudiantes de las universidades participantes colaborar de nuevas formas
para mejorar la salud pública. Esta experiencia tuvo un gran impacto en la manera en que los
estudiantes de Medicina, Enfermería y Odontología aprenderían sobre su profesión.
A principios de la década de 1970, las actividades de la Fundación en América Latina
y el Caribe se centraron en las profesiones. Sin embargo, y como se hizo notar en el informe
presentado al consejo de fideicomisarios en 1986, estas actividades se convirtieron en canales
multiprofesionales que hacían hincapié en la atención médica primaria a nivel comunitario, con
una gran participación de las universidades.
Por ejemplo, mediante tres donaciones independientes, se financió a las facultades de
Medicina, Odontología y Enfermería de la Universidad Autónoma de Nuevo León en Monterrey,
México, para la realización de proyectos enfocados en la atención médica primaria, bajo el
entendido de que dichas facultades llevarían a cabo esfuerzos de colaboración mutua. El éxito
de los tres proyectos y la experiencia de trabajo conjunto de las tres facultades derivaron en la
implementación de una segunda fase, en la que las tres instituciones colaboraron en un proyecto
en común.
Durante la década de 1970, tanto la medicina comunitaria como la estrategia de TSA se
incorporaron en los planes de estudio en diversas escuelas de Medicina y Enfermería en América
Latina y el Caribe. La WKKF apoyó dicho movimiento al financiar docenas de proyectos basados
en la estrategia de TSA y dando prioridad a dos áreas: la atención médica primaria en las
comunidades y la formación de profesionales de la salud para administrar los servicios.
La labor recibió reconocimiento internacional en 1978, cuando la Organización Mundial de
la Salud (OMS) adoptó la atención médica primaria como su principal estrategia para lograr el
objetivo “Salud para Todos en el Año 2000”, acuerdo celebrado en 1978 durante la Conferencia
Internacional de Atención Médica Primaria en Almatý, Kazajistán (antes Alma-Atá, República
Socialista Soviética de Kazajistán).
A principios de la década de 1980, junto con sus proyectos principales basados en la
estrategia de TSA con énfasis en las comunidades, la Fundación continuó apoyando el desarrollo
del personal académico en las escuelas de Medicina y Enfermería a través de programas de becas.
Además, en colaboración con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), financió dos
grandes centros de tecnología educativa: el Centro Latinoamericano de Tecnología Educacional
para la Salud (CLATES) en Río de Janeiro y Ciudad de México, y participó en la modernización de
los sistemas de documentación médica de la Biblioteca Regional de Medicina de la OPS (BIREME),
con sede en Sao Paulo y representación en varios países de la región. BIREME creó la Base de
Datos de Literatura Latinoamericana y del Caribe en Ciencias de la Salud (LILACS), una fuente de
información integral computarizada que tuvo un impacto importante y positivo sobre la calidad
de los servicios y la investigación en la región.
Durante la década de 1970 y a principios de la de 1980, la WKKF jugó un papel
fundamental en promover el establecimiento, desarrollo y crecimiento de las organizaciones más
influyentes en la educación médica en América Latina. Entre ellas se encontraban asociaciones
de facultades de Medicina en Brasil y Colombia, la Federación Panamericana de Asociaciones de
Facultades y Escuelas de Medicina (FEPAFEM) y la misma OPS.
En 1980 se definieron nuevos objetivos, que clasificaron los programas de salud de
América Latina y el Caribe en siete clústeres para abarcar las principales áreas de interés. Para
1985, estos clústeres comprendían más de 100 proyectos en 16 países. El apoyo de la Fundación
Kellogg en la región se enfocó en las siguientes áreas: Atención Primaria y Medicina Familiar
(31%); Salud Maternoinfantil (21%); Innovación en la Educación y Cuidados Dentales (9%);
Enfermería en Atención Primaria (3%); Tecnología Educacional para la Salud (7%); Educación
para la Administración de Servicios de Salud (12%) y Desarrollo Integral (17%). Con el tiempo,
cada área se desarrolló de manera independiente.
Algunas de estas iniciativas sobresalientes, que con el tiempo se conocerían como
Modelos Comunitarios de Atención Médica, ya estaban en curso en 1986, punto de partida de
nuestro análisis. Estos proyectos influyeron notablemente en la creación de políticas públicas en
la región, lo cual derivó en la asignación de líderes en puestos clave para reformar los sistemas
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