Page 158 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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En México se buscaron varias donaciones para fortalecer y modernizar la filantropía
organizada, que en ese momento se encontraba a un ritmo inferior al de países como Argentina
y Brasil. Una donación otorgada en 2005 al CEMEFI tenía por objeto aumentar el número de
fundaciones donantes corporativas, comunitarias, familiares e independientes. El programa
planeó difundir una metodología común de creación de fundaciones en eventos de promoción
en las principales ciudades, discutir las mejores prácticas en la reunión anual de fundaciones
donantes y ofrecer asesoría legal, fiscal, de gobierno y de desarrollo. Promovió con éxito la
creación de varias fundaciones corporativas y programas sociales, y despertó interés en el
establecimiento de fundaciones comunitarias, aunque no se establecieron nuevas antes de
que terminara la financiación del proyecto. Una donación otorgada en 2006 a la Fundación
Comunitaria de Querétaro fue importante para apoyar a Bridges Network, una alianza de
nueve organizaciones civiles dedicadas a fortalecer la cultura de la RSE en México mediante
el monitoreo de la actividad empresarial y la denuncia de empresas que no respetan los
derechos humanos, laborales y ambientales. La red ofreció cursos de formación y seminarios
que reunieron a líderes del sector empresarial y de la sociedad civil, promoviendo así el diálogo
entre ambos sectores.
También se apoyaron en México y América Central dos modelos de filantropía
innovadores y muy diferentes, ambos fondos de mujeres que proporcionan pequeñas
donaciones y asistencia técnica a organizaciones de mujeres de base popular. La Sociedad
Mexicana para los Derechos de la Mujer apoyó a las ONG de mujeres y a las organizaciones
de base popular en todo México. En 1998, con el apoyo de la WKKF, estableció un fondo de
préstamos para mujeres que tuvo mucho éxito. En 2005, el financiamiento ayudó a la sociedad
a ampliar su programa de donantes, Women Investing in Women (WIW), y a lanzar un
programa de prácticas laborales para capacitar a mujeres líderes en la recaudación de fondos
y el desarrollo de recursos. Promovió la realización de talleres de expertos internacionales
en recaudación de fondos, creó círculos de donantes para apoyar su propia labor y aumentó
sustancialmente su base de donantes. Asimismo, el Fondo Centroamericano de la Mujer ofreció
financiación y creación de capacidad a las organizaciones de mujeres que se ocupan de la
promoción de los derechos humanos de la mujer en América Central. Con la financiación de la
WKKF en 2006, lanzó una campaña de recaudación de fondos diseñada para enfatizar la idea
de que cualquier persona, no solo los más acaudalados, podría contribuir con tiempo y dinero
para el cambio social. La campaña superó su meta de recaudación de fondos. El Fondo también
organizó talleres de fortalecimiento de la capacidad en materia de planificación, presupuesto,
seguimiento, evaluación y recaudación de fondos para las organizaciones de base popular de
mujeres, en los que se contó con la participación de más de 480 en un solo año.
Parte del trabajo de CyRS en la región de América Latina y el Caribe también se dedicó a
fortalecer a las ONG y a las OSC. Algunos de estos esfuerzos ya se han descrito anteriormente:
las donaciones a la Fundación Acceso de Costa Rica para fortalecer el papel de las juntas
directivas sin fines de lucro llegaron a 60 ONG y a tres redes en seis países centroamericanos; y
las donaciones a la Alianza ONG de la República Dominicana se utilizaron para proporcionar
programas de formación en capacitación, elaboración de proyectos, desarrollo de fondos y
mercadeo social para sus asociados, llegando a un estimado de 1,500 organizaciones en un
periodo de cinco años.
Altos Andes
Al igual que en otros lugares, los proyectos de CyRS en las zonas altoandinas de Bolivia,
Ecuador y Perú se centraron principalmente en el desarrollo de la filantropía corporativa. Había
pocos programas de RSE en la región en ese momento y una comprensión limitada dentro de
las corporaciones de los beneficios que dichos programas podían aportar a la sociedad y a las
propias empresas. Cuando se otorgó una donación a la Asociación Cívica Peruana de Trabajo
Voluntario (ACTV) en el 2002, solo había un programa de voluntariado corporativo en todo el
país. Gracias a la financiación de la WKKF, ACTV facilitó la puesta en marcha de 20 programas
de voluntariado corporativo en los que participaron 1,200 empleados de la empresa en una gran
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