Page 206 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
P. 206
gracias a un proceso de certificación de sus animales. Más de 900 jóvenes fueron capacitados en la
producción de quinoa y llamas. Los productores se organizaron más; la Asociación de Productores
de Quinoa y Camélidos abrió una oficina en la ciudad de Oruro en busca de mejores canales de
apoyo y venta. Se mejoró el programa de estudio básico de las escuelas públicas y se ofrecieron
nuevas oportunidades educativas informales a los jóvenes mediante un acuerdo con la Escuela
de Artes de la Universidad de Oruro. Las capacidades de liderazgo de los jóvenes crecieron
considerablemente y las instituciones locales comenzaron a respetar sus puntos de vista sobre el
bienestar de la comunidad y sus perspectivas de progreso. Los gobiernos locales recibieron ayuda
para mejorar la administración y el control de los recursos; para cuando terminó el apoyo de la
Fundación, habían formado una mancomunidad, similar a la establecida en Yeguare, en el AGP1.
Las alianzas locales crecieron a un ritmo constante y, en 2007, los fondos de donativos de la WKKF
representaron solo el 15% de su presupuesto operativo total.
El Valle de Santa Catalina, en Perú, representa un ejemplo sobresaliente de CC en el AGP3.
El Clúster Integral del Valle de Santa Catalina, Perú
Este CC abarcaba cuatro municipios: Laredo, Simbal, Poroto y Moche, en las cercanías de Trujillo,
una ciudad de 700,000 habitantes, a 350 millas al norte de Lima. La Universidad Nacional de Trujillo
había desarrollado un proyecto de UNI en una parte de esa zona en 1992. Los esfuerzos para crear
un CC comenzaron en 2003, con una pequeña donación para ayudar a organizar grupos de jóvenes.
Este esfuerzo los movilizó en torno a un estudio preliminar sobre la juventud local y el potencial de
las instituciones locales para desarrollar una alianza basada en los principios de CC, que enfatizó la
participación temprana de los gobiernos municipales.
La microrregión contaba con una población urbano-rural de 80,000 habitantes, un tercio de los
cuales tenía entre 15 y 25 años de edad. Más del 60% de la población vivía en la pobreza y el 32% en
la pobreza extrema. Los jóvenes de la zona se resistieron a trabajar en la economía agrícola tradicional,
fragmentada y de baja tecnología, y prefirieron emigrar a Trujillo en busca de trabajo de mala calidad
y baja remuneración. Las pequeñas granjas familiares abastecían parte de las necesidades de frutas y
verduras frescas de Trujillo; pero, en general, los ingresos agrícolas eran bajos e inestables. Si bien la
industria del turismo tenía un enorme potencial (en Moche se habían descubierto antiguas pirámides
y templos de la cultura Inca), la región carecía de la infraestructura y la mano de obra necesarias para
explotar ese potencial.
Como resultado de esa donación inicial, cuatro ONG locales y la Universidad Nacional de Trujillo,
una institución pública, formaron un grupo cohesionado con distintas capacidades; entre ellas, la
administración de iniciativas generadoras de ingresos, el desarrollo socioeconómico, la movilización de
los jóvenes, la cultura y la educación. En 2005, con una donación general de tres años, el grupo comenzó
su labor para formar una alianza territorial. En un principio, el CC se acercó a 23 organizaciones
juveniles, que representaban aproximadamente a 300 personas, para establecer acuerdos con las
administraciones municipales y provinciales y la participación de los jóvenes. Los aliados se enfrentaron
a un desafío de cinco aspectos: articular planes de desarrollo social y económico; mejorar la calidad de
los sistemas de información; mejorar las capacidades de los micro y pequeños empresarios; preparar una
estructura institucional confiable para apoyarlos; y reforzar la participación de los jóvenes a lo largo
del proceso de desarrollo. Para lograr esos objetivos, su estrategia buscaba alcanzar un alto nivel de
organización y liderazgo juvenil, aumentar el acceso y el uso de información oportuna y precisa para
mejorar las iniciativas económicas, e invertir en cadenas de producción y cooperativas para mejorar el
rendimiento de las micro y pequeñas empresas.
El CC logró avances impresionantes durante esos cuatro a cinco años. Además de promover la
participación de los jóvenes y las alianzas locales, el CC Valle de Santa Catalina también apoyó el
desarrollo de grupos juveniles e iniciativas culturales. Proporcionó asistencia técnica a un conjunto
de microempresas relacionadas con la agricultura y la artesanía dirigidas por cooperativas de jóvenes,
dando prioridad a los productos con potencial de venta a consumidores locales y turistas. La producción
200