Page 133 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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Uno de los beneficiarios se involucró directamente con el sistema de educación formal.
Como parte del proceso de reforma educativa en Bolivia, CEMSE realizó un ejercicio participativo
con más de 6,000 jóvenes en los barrios de El Alto de La Paz. El ejercicio se diseñó para mejorar
y validar el plan de estudios de educación secundaria y preparar materiales didácticos que
reflejaran las normas y valores de los diferentes grupos étnicos. También alentó la participación en
el salón de clases, el pensamiento independiente y el servicio comunitario de apoyo. El gobierno
boliviano aprobó los cambios curriculares en todo el sistema público de educación secundaria.
Al final del proyecto, el centro había ayudado a 46 escuelas a integrar el servicio comunitario en
su plan de estudios. Otras escuelas de la región solicitaron apoyo similar.
Otros beneficiarios combinaron el enfoque en el servicio comunitario con estrategias para
generar oportunidades de generación de ingresos para los jóvenes a través de la capacitación
vocacional y la preparación para acceder al mercado laboral, o mediante la creación de
oportunidades de autoempleo a través del desarrollo de microempresas. De los jóvenes graduados
del programa de capacitación laboral de CEDRO, el 70% encontró trabajo, ingresó a un negocio
familiar o creó su propia pequeña empresa. Esto constituye un logro impresionante en los barrios
de Lima, donde los jóvenes subempleados y desempleados superaron el 80%. Un 10% adicional
decidió regresar a la escuela. En ocasiones, el trabajo paralelo que se realizó con los adultos
les ayudó a reconocer su papel en la educación de la siguiente generación de profesionales,
contratando a jóvenes aprendices y enseñándoles un negocio u oficio. El CEJUV continuó su
programa de formación vocacional con campañas en los vecindarios para reclutar a empresas que
estuvieran dispuestas a ofrecer pasantías. El CEJUV y CEDRO establecieron planes de ahorro y
préstamo para ayudar a jóvenes o a grupos de jóvenes a crear pequeñas empresas. Algunos de
los programas de formación profesional incluían la formación en tecnología informática como
una habilidad importante para trabajos de oficina o como un medio para acceder a la información
y conectarse social y profesionalmente. Inclusive, la mayoría de los proyectos financiados en el
programa de Juventud incluyeron un rubro para equipo de computación para permitir que los
jóvenes en desventaja se familiarizaran con la tecnología informática actualizada.
Los beneficiarios también señalaron una serie de dificultades. Una de las barreras principales
fue la resistencia de los adultos a compartir la responsabilidad con los jóvenes. Por ejemplo, el
CEMSE detectó la preocupación de los padres de que las funciones más proactivas que asumen
sus hijos en sus comunidades y organizaciones disminuyeran su autoridad parental en el hogar.
El CEMSE trabajó arduamente para ayudar a los adultos a entender que al permitir que sus hijos
asumieran roles de liderazgo y participaran en actividades comunitarias, su autoridad cambiaría
y mejoraría, en lugar de disminuir. Parte del trabajo de SEHAS durante una segunda donación de
la WKKF fue reforzar su capacitación con los líderes de la organización y alentarlos a compartir
las responsabilidades de gobierno, liderazgo y gestión con los jóvenes. Algunos beneficiarios
enfrentaron resistencia o falta de interés por parte de jóvenes que no estaban acostumbrados y
desconfiaban de las actividades estructuradas de tiempo libre, o desconfiaban de los motivos de
personas adultas desconocidas. Se observó cierto nivel de desgaste después de la capacitación
entre los líderes juveniles por razones tanto positivas (algunos jóvenes regresaron a la escuela, lo
que imposibilitó la organización de proyectos comunitarios) y negativas (el embarazo temprano
entre las niñas, o la necesidad de trabajar y aumentar los ingresos de la familia). Algunas jóvenes
también se enfrentaron a prejuicios de género dentro de familias renuentes a permitir que sus hijas
participaran en programas de liderazgo y trabajaran como promotoras comunitarias.
Todos estos beneficiarios crearon nuevos e innovadores enfoques para el desarrollo de
la juventud en entornos complicados. Crearon oportunidades para que innumerables jóvenes
siguieran un camino positivo y saludable de desarrollo, cambiando sus vidas para siempre,
creando cambios positivos en las comunidades y organizaciones y estableciendo modelos
positivos para los niños más pequeños. Ayudaron a los jóvenes a canalizar su energía en
actividades positivas y productivas y a reconocer la contribución que pueden hacer como
ciudadanos responsables en sus comunidades y sociedades. Al entender la apertura de nuevos
caminos, muchos beneficiarios prestaron mucha atención a la organización y difusión de
conocimientos sobre lo que funcionaba y lo que no funcionaba en sus entornos respectivos,
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