Page 130 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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dificultades de aprendizaje, además de graves problemas sociales. El programa desarrollado
por la Fundación Don Bosco recibió una buena cobertura mediática y se le reconoció a nivel
nacional por su eficacia para ayudar a los jóvenes a recuperarse de graves problemas sociales
y mentales, reintegrarse a la sociedad, encontrar un trabajo productivo y en algunos casos,
reanudar su educación escolar. La Fundación Don Bosco impartió capacitación al personal
universitario, incluyendo la Universidad de Costa Rica y la Universidad Internacional de
las Américas, para incorporar en sus planes de estudio el material de trabajo con niños
vulnerables de la calle. Hacia el final del proyecto, la metodología se presentó a la Cámara de
Representantes y a los Ministerios de Salud y Educación.
Otros proyectos contribuyeron a reforzar la oferta de formación profesional en una escuela
técnica. Este fue el caso de varios proyectos desarrollados por la Orden Salesiana en toda la
región. Los Salesianos han ocupado un nicho especial, brindando educación a los jóvenes
desfavorecidos de todo el mundo desde principios del siglo XX. A principios del siglo XXI,
contaban con más de 380 escuelas técnicas en 135 países. Una de ellas fue el Centro Juvenil Don
Bosco, creado por el Instituto Teológico Salesiano de Guatemala en 1956 en Managua, capital de
Nicaragua. El centro ofrecía educación primaria y secundaria y formación profesional. En 1992
abrió una oficina de colocación laboral. La financiación de la WKKF entre 1995 y 1998 contribuyó
a reforzar la oficina mediante la mejora de la formación del personal y la creación de vínculos con
las empresas locales para garantizar que la formación disponible respondiera a las necesidades
del mercado laboral local. Dado el éxito de los proyectos con las escuelas salesianas, en 2003 la
Fundación hizo una importante donación de USD 3.4 millones a la orden salesiana en Arlington,
Virginia. La donación contribuyó a la aceptación de jóvenes asociados a proyectos integrales
del clúster en programas de formación profesional en escuelas salesianas del Caribe, América
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Central, Bolivia y Ecuador.
En las zonas rurales, la WKKF financió proyectos que ayudaron a las poblaciones
desatendidas a aprender habilidades para acceder al empleo rural o generar ingresos a través
de actividades rurales. Varios de estos proyectos se dirigieron a las poblaciones indígenas,
especialmente a las niñas, y a veces a las mujeres jóvenes adultas, que tendían a ser más
susceptibles al desempleo y a menos acceso a oportunidades de generación de ingresos
en comparación con los niños y los hombres. Un ejemplo de esto fue una donación de la
Fundación Kellogg en 1996 al Centro de Cooperación al Indígena (CECOIN). Mediante estos
fondos, el CECOIN estableció un conjunto de programas comunitarios para equipar a las
niñas y mujeres del pueblo Sáliva de la nación Orocué en la empobrecida región de la sabana
colombiana con habilidades en artesanías, costura, cría de ganado, nuevas técnicas agrícolas
y administración de pequeñas empresas. El proyecto buscaba mejorar la productividad, los
ingresos y la nutrición de las familias, así como crear conciencia sobre la conservación de
los recursos naturales. El proyecto superó sus objetivos iniciales al ayudar con éxito a varias
empresas dirigidas por la comunidad a generar empleos locales y reforzar las actividades
de generación de ingresos individuales. Se establecieron ranchos ganaderos comunitarios,
pequeñas tiendas de artesanías y tiendas de comestibles en general administradas por el
comité de mujeres de cada comunidad.
Durante la década de 1990, los conocimientos informáticos y la alfabetización adquirieron
importancia en muchos mercados laborales. El Instituto Cívico de Educación María Auxiliadora
utilizó una donación de la WKKF en 1996 para establecer clases de computación en escuelas
primarias y secundarias para niñas y mujeres mapuches en el pequeño pueblo de Junín de
los Andes, en la Patagonia argentina. Los estudiantes que asistieron a las clases pudieron
acceder mejor a empleos en empresas y gobiernos locales. El instituto fue la primera y única
organización en ofrecer cursos de computación en la ciudad. La gran demanda de capacitación
entre el personal de otras organizaciones (escuelas, empresas y organismos públicos) ayudó a
mantener las clases al concluir la financiación de la WKKF.
121 Este proyecto se describe con más detalle en el Capítulo 7.
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