Page 131 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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En el Capítulo 3 se describen algunos de los proyectos para mejorar la calidad de la
capacitación de los técnicos agrícolas de las escuelas secundarias rurales. Muchas de esas
escuelas de la región cerraron debido, en gran medida, a que lograron adaptarse al desafío
más importante de los pequeños agricultores: aumentar la productividad utilizando técnicas
ecológicamente sostenibles. La Fundación apoyó a escuelas que querían ser más relevantes
para la vida rural en términos técnicos y sociales. Entre ellas se encontraban escuelas agrícolas
salesianas en Argentina, Brasil, Chile, Haití y Venezuela, escuelas familiares rurales en el
cono sur de América del Sur, y varias escuelas para niñas rurales, en particular la Fundación
Cruzada Patagónica en Argentina y la Fundación Vida Rural en Chile.
La idea central de estos proyectos era mejorar los resultados del aprendizaje mediante
la introducción de oportunidades de aprendizaje práctico y concreto en las comunidades
rurales (muy similar al enfoque TSA en los programas universitarios), mediante la prestación
de servicios de capacitación y extensión a los agricultores de las comunidades rurales
vecinas. Las escuelas hicieron una importante contribución a la educación y a la vida rural.
Impartieron capacitación a jóvenes rurales con pocas oportunidades educativas y los motivaron
a permanecer en sus comunidades en lugar de emigrar a las ciudades en busca de trabajo.
Educaron a la siguiente generación de agricultores que, al graduarse, desempeñaron un papel
fundamental en la mejora de la producción de sus fincas familiares y en la promoción del
desarrollo rural en sus comunidades de origen. Además, se brindó capacitación y asistencia
técnica a los agricultores existentes para ayudarles a adoptar nuevas prácticas y tecnologías
agrícolas.
Modelos Integrales de Desarrollo de la Juventud
Muchos de los proyectos de Juventud financiados en la década de 1990 se centraron
en desarrollar y comprobar la eficacia de modelos alternativos de desarrollo integral de la
juventud. Estos proyectos tenían por objeto proporcionar a los jóvenes vulnerables que vivían
en la pobreza salidas saludables, creativas y productivas para sus intereses. Eran en gran
medida de naturaleza preventiva y buscaban evitar que los jóvenes que frecuentemente carecían
de estímulos suficientes y de modelos de conducta positivos se involucraran en conductas
negativas de riesgo. Algunos también trataron de rehabilitar a los jóvenes que ya se encontraban
víctimas de conductas negativas. La mayoría de los proyectos estaban dirigidos a la juventud
urbana por varias razones: el programa se basaba en el trabajo anterior de la Iniciativa para
Adolescentes Sanos y sus vínculos con las organizaciones juveniles de las zonas metropolitanas
y urbanas; había una concentración mucho mayor de jóvenes en situación de riesgo en las
zonas urbanas que en las rurales, y un riesgo mucho mayor de que los jóvenes pudieran caer en
conductas sociales negativas; y a principios y mediados de la década de 1990 surgieron modelos
innovadores de desarrollo para la juventud en las zonas urbanas.
Algunas de las características clave de estos proyectos se ilustran en cinco de los proyectos
más exitosos en cuatro países. Los proyectos se implementaron a través del Servicio de Vivienda
y Acción Social (SEHAS) en Córdoba, Argentina; el Centro Multiservicio (CEMSE) en La Paz,
Bolivia; la Escuela de Capacitación Agropecuaria Muyurina en el Departamento de Santa Cruz,
Bolivia; el Centro Juvel de de Promoción Integral (CEJUV) en la Ciudad de México; y el Centro
de Información y Educación para la Prevención del Abuso de Drogas (CEDRO) en Lima, Perú.
Todas, excepto la Escuela Muyurina, se encontraban en "villas" o "barrios" densamente poblados y
a menudo superpoblados, con viviendas y servicios de saneamiento de mala calidad, con índices
elevados de abandono escolar, de subempleo y de desempleo, y los jóvenes se veían a menudo
atrapados en la explotación, la violencia y el abuso de sustancias.
Todos los proyectos tenían en común un programa de desarrollo de liderazgo para un
grupo básico de jóvenes de 13 o 14 años de edad o mayores. En todos los casos, el núcleo del
programa de capacitación fue el desarrollo de los valores de servicio comunitario y las habilidades
para implementar proyectos comunitarios, acompañados de oportunidades para poner en
práctica esas habilidades. Este es otro ejemplo de los valores de aprendizaje y de servicio tan
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