Page 169 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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un enfoque más proactivo de donaciones en toda la región.
                       La evolución de los programas en México durante la década de 1990 fue la que más se
                   asemejó a la de los programas de la Fundación en Brasil durante el mismo periodo. El número
                   de proyectos respaldados en Brasil en el periodo de 1991 a 1999 fue en realidad un tercio mayor
                   (173 contra 114) y, debido al mayor valor de las donaciones en Brasil, la cantidad comprometida
                   en dólares fue el doble (USD 53.6 millones contra USD 28.6 millones). Dada la mayor población
                   de Brasil, la inversión per cápita fue aproximadamente igual entre los dos países. Muchas de las
                   mismas estrategias se utilizaron para mejorar la calidad de las donaciones: el personal nativo
                   con sede en el país se aseguró de que se comprendiera adecuadamente el contexto, los talleres
                   de desarrollo de ideas ayudaron a difundir información y a fortalecer la capacidad de solicitud
                   de donaciones de la WKKF, y muchos de los proyectos participaron en las redes temáticas. Así,
                   mientras se documentaba una estrategia explícita para México, la programación en Brasil (y en
                   otros países, aunque con menos recursos) siguió un curso similar y con el mismo nivel de calidad.
                   La Iniciativa de Haití

                       Haití era un nuevo territorio para la Fundación. Antes de 1990, su única inversión en Haití
                   financió dos becas para estudios en el extranjero en las décadas de 1940 y 1950. La complejísima
                   situación política, dominada por los regímenes represivos de François “Papa Doc” Duvalier
                   y su hijo, Jean-Claude “Baby Doc” Duvalier, desde finales de la década de 1950 hasta finales
                   de la década de 1980, junto con los disturbios sociales generalizados, el crimen y la violencia,
                   impidieron la participación de la WKKF en ese intervalo de tiempo. Luego, con la primera elección
                   democrática en casi dos siglos, la victoria del Presidente Jean-Bertrand Aristide en 1990 cambió
                   drásticamente el contexto político. La presencia de un director de programa en la vecina República
                   Dominicana a partir de 1988 aportó ímpetu para actuar, al igual que la selección en 1990 de un
                   miembro del programa KILP en Haití que podía asesorar sobre las estrategias apropiadas y los
                   posibles aliados.
                       Dos factores motivaron el deseo de contribuir al desarrollo nacional de Haití. El primero
                   fue la urgente necesidad de ayuda en un país asediado por la pobreza extrema y los peores
                   indicadores sociales y económicos del hemisferio occidental. Haití se asemejaba más a algunos de





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