Page 184 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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y responsabilidades domésticas, o a su resistencia a los esfuerzos de desarrollo, que pueden
                       percibirse como intrusiones no deseadas o innecesarias.
                           Las dificultades también pueden reflejar la inmadurez organizativa de las ONG en ese
                       momento. Estas organizaciones eran entonces un fenómeno relativamente nuevo en la región de
                       América Latina y el Caribe. Surgieron como respuesta a los procesos de redemocratización de
                       la década de 1980, a menudo con la intención de llenar el vacío a causa del recorte de servicios
                       por parte de los gobiernos como resultado de la disminución de la ayuda y de los reajustes
                       estructurales. Casi todas las ONG financiadas en el marco de la iniciativa se fundaron en 1980 o
                       más tarde; las organizaciones juveniles tienen, en promedio, una trayectoria más larga que las
                       que trabajan en el ámbito del desarrollo rural. Si bien muchos miembros del personal de las ONG
                       tienen amplia experiencia en el trabajo de desarrollo comunitario, a menudo carecen de aptitudes
                       de liderazgo y administración.
                           El trabajo de la WKKF con los líderes de la región sigue dando frutos hoy en día. Una de
                       las becarias de la primera clase de KILP dijo que su experiencia estuvo a la altura de la promesa
                       hecha por Russell G. Mawby, entonces presidente y Director General de la Fundación Kellogg:
                                                                                     190
                       “Le facilitaremos atravesar puertas que nunca pensó que fueran posibles”.  Ella siente que se ha
                       “atrevido a hacer lo imposible” con el apoyo de sus colegas de KILP, con algunos de los cuales
                       mantiene contacto después de 24 años. Los fondos para su proyecto personal de KILP y para la
                       organización que estableció, la Asociación de Mujeres Rurales de Belice, le permitieron desarrollar
                       un estilo muy personal de orientación para líderes jóvenes, particularmente mujeres jóvenes. Con
                       su apoyo, muchas de ellas han logrado ejercer el liderazgo en sus organizaciones y comunidades,
                       y algunas han llegado a ocupar cargos en el gobierno nacional o representar a Belice en el
                       extranjero, como en el Consejo de Mujeres Mayas de Belice. Ella continúa influenciando las vidas
                       de los jóvenes como campeona nacional de los Premios Duque de Edimburgo.
                           Una beneficiaria de una beca de estudios jamaicana, que recibió una Maestría en
                       Administración sin Fines de Lucro del Cambridge College en Massachusetts, elogió la atención
                       de la Fundación a la formación de capital humano en personas que sintieron el compromiso
                       de retribuir a sus organizaciones y a sus comunidades.  A su regreso a Jamaica, aplicó sus
                                                                    191
                       conocimientos académicos para ayudar con el desarrollo organizacional en la Clínica S-Corner.
                       Desde entonces ha estado al frente de programas comunitarios y de monitoreo y evaluación en la
                       Fundación Rosetown para el Ambiente Construido, también en Kingston, y continúa sirviendo en
                       el Consejo de Administración de la Clínica S-Corner.
                           En general, la Iniciativa del Caribe se acercó más a la idea de la Fundación de un esfuerzo
                       sistemático y proactivo de donaciones que en el caso de Haití, debido en gran medida a un
                       entorno más favorable. Todo el potencial de los talleres de desarrollo de ideas estaba bien
                       demostrado en la región. Permitieron que el personal comprendiera mejor los desafíos que se
                       presentan en el Caribe y estableciera relaciones con los posibles beneficiarios, ya que la mayoría
                       de los proyectos financiados se derivaron de propuestas debatidas y fortalecidas durante los dos
                       talleres.
                           Pero en última instancia, al igual que en Haití, la iniciativa no cumplió con las aspiraciones
                       iniciales de la Fundación de probar y luego difundir modelos innovadores para abordar los
                       problemas apremiantes de la región. Se dio el primer paso, con innovación e impacto reales a
                       nivel local. Sin embargo, el ciclo no se completó: al igual que en Haití, los beneficiarios de las
                       donaciones no se reunieron para aprovechar su
                       aprendizaje, difundir la innovación e informar las políticas y las prácticas. Los entrevistados
                       señalaron que los proyectos no estaban lo suficientemente “unificados” como para hacer una
                       contribución mayor que la suma de sus partes. Sintieron que la iniciativa carecía del dinamismo
                       que habían observado en otras iniciativas de programas en América Latina y el Caribe. Al
                       igual que en Haití, esto se debió en gran medida al plazo. Justo cuando los proyectos estaban


                       190   Entrevista con Cynthia Ellis, 8 de agosto de 2014.
                       191   Entrevista con Angela Stultz, 21 de agosto de 2014.


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