Page 189 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
P. 189

Ante esta realidad, en septiembre de 1999, el equipo de América Latina y el Caribe sometió a
                   la aprobación de los fideicomisarios un nuevo enfoque de programación basado en la convicción
                   de que los programas regionales de la Fundación deberían tratar de mitigar la pobreza y luchar
                   contra la exclusión social. El nuevo enfoque requería una forma más integrada de diseño de
                   estrategias de programas, y se ajustaba a los principios expuestos en el primer párrafo anterior.
                   El nuevo plan se dividió en dos grandes ejes. Uno de ellos fue el desarrollo de clústeres integrales
                   de proyectos en microrregiones seleccionadas de la región, diseñados para demostrar formas
                   de romper el ciclo de pobreza con la participación de los jóvenes. El segundo eje consistió en
                   desarrollar cuatro áreas temáticas que pudieran fortalecer e informar a los clústeres integrales y,
                   al mismo tiempo, ayudar a promover un entorno propicio para el desarrollo saludable de
                   los jóvenes en la región. Los cuatro temas fueron el desarrollo del liderazgo, la creación de
                   instituciones y alianzas, la ciudadanía y la responsabilidad social, y el acceso a la tecnología de la
                   información. En la siguiente sección, examinaremos la implementación de los clústeres integrales
                   de proyectos. En la tercera sección, discutiremos la estrategia de desarrollo del área temática.
                   Enfoque Basado en Lugares: Procesos de Desarrollo Local que Involucran a la Juventud

                       El nuevo plan para América Latina y el Caribe se basaba en dos supuestos importantes.
                   La primera, era que la pobreza es la preocupación más importante de la región y se manifiesta
                   en múltiples aspectos. La pobreza es material y económica: la falta de recursos para satisfacer
                   las necesidades básicas y la falta de acceso a servicios adecuados y a capital físico y financiero.
                   Pero también es social y cultural: una educación y formación de mala calidad, la falta de una
                   organización social fuerte y la cultura de la pobreza que se perpetúa a sí misma. Y también es
                   política: la negación del derecho a participar de manera inclusiva. Estos elementos se refuerzan
                   por sí mismos, ya que existen en una relación dinámica de causa y efecto. El potencial del
                   ciclo vicioso de pobreza para socavar todos los esfuerzos por promover el desarrollo social y
                   económico, llevó a la Fundación a concentrarse en tratar de construir un camino hacia el desarrollo
                   regional sostenible, al romper este ciclo.
                       El segundo supuesto era que el enfoque más estratégico y sostenible para romper el ciclo de
                   pobreza era trabajar con los jóvenes para aumentar su participación y liderazgo. Este supuesto
                   se basaba en dos elementos: que la pobreza es un problema intergeneracional en el que los niños
                   criados en familias vulnerables tienen más probabilidades de replicar las mismas condiciones para
                   sus propios hijos; y que los jóvenes tienen más probabilidades que los adultos de aportar energía,
                   compromiso y esperanza para el cambio social.
                       Basándose en esos supuestos, el objetivo general del nuevo programa era demostrar y
                   difundir estrategias para romper el ciclo de pobreza, mediante la promoción del desarrollo
                   saludable de la juventud, así como su participación en comunidades social y económicamente
                   dinámicas. Como se señala en un documento interno de la Fundación en 1999: “La posición de los
                   jóvenes en el centro del marco, refleja nuestra suposición de que una manera eficaz y sostenible
                   de reducir la tasa de pobreza es romper el ciclo vicioso intergeneracional que aferra a los pobres,
                   mediante el trabajo con los jóvenes. Los jóvenes son los adultos, los padres y los líderes del
                   mañana, y determinarán las condiciones bajo las cuales los niños del mañana serán criados. Vemos
                   a los jóvenes como un punto estratégico de influencia, uno que puede crear el mayor impacto
                   en todo el sistema. Los jóvenes representan un punto de partida para el diseño de programas,
                   políticas e intervenciones desde los cuales los efectos positivos pueden extenderse a sus familias,
                   sus comunidades y la sociedad en general, así como a las generaciones futuras”. 197





                   197   Fundación W.K. Kellogg (documento interno) “Actualización de la programación y plan para 2000-2005”, septiembre
                   de 1999.




                                                                                                   183
   184   185   186   187   188   189   190   191   192   193   194