Page 185 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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madurando y podían haber comenzado a acumular y difundir su aprendizaje colectivo, el trabajo
en la región concluyó antes de lo previsto con la reorientación del enfoque de la Fundación en
el año 2000.
Conclusión: Lecciones de México, Haití y la Mancomunidad del Caribe
Detrás de estos programas nacionales y regionales había dos objetivos interrelacionados:
aumentar la presencia de la Fundación Kellogg y mejorar la calidad y el impacto de la
programación en un país o región determinados. En los casos de Haití y la Mancomunidad del
Caribe, la Fundación logró el primer objetivo con éxito, pero solo logró parcialmente el segundo.
En ambas áreas, la Fundación aumentó su presencia, al expandir satisfactoriamente su cartera de
manera planificada y no aleatoria, y al canalizar recursos hacia tipos de proyectos, organizaciones,
áreas geográficas y grupos sociales muy diferentes a los que había apoyado con anterioridad. Para
ello, se consultó con expertos locales y posibles beneficiarios, lo que permitió al personal reconocer
y responder a necesidades y oportunidades específicas y acceder a un
grupo más amplio de posibles beneficiarios. De esta manera, la transición
de la Fundación a principios de la década de 1990 de un enfoque reactivo
a uno proactivo para otorgar donaciones valió la pena. En lugar de La transición de la
reaccionar ante peticiones de fondos no solicitadas a medida que se Fundación a principios
recibían de quienes tenían acceso a información sobre la Fundación,
ésta hizo un cambio. Ahora difundía información sobre donaciones y de la década de 1990
estimulaba la demanda de una mayor variedad de posibles beneficiarios de un enfoque reactivo
que representaban a grupos específicos en situación de riesgo en zonas
desfavorecidas. Asimismo, apoyaba y fortalecía su capacidad para a uno proactivo de
acceder y administrar los fondos de un donante internacional. donaciones rindió frutos.
La Fundación también realizó una importante labor en ambas regiones
para apoyar y fortalecer a las organizaciones emergentes, ayudarlas a
establecer su credibilidad y aprovechar los recursos de otras fuentes.
Y a través del financiamiento de sus proyectos, actividades de apoyo, programas de desarrollo
del liderazgo y oportunidades de estudios de posgrado en el extranjero, también ayudó a los
líderes organizacionales y de base popular a desarrollar y aplicar sus talentos. Muchas de estas
organizaciones y líderes continúan trabajando a la vanguardia de los temas de desarrollo en sus
comunidades y países.
Pero ninguna de las dos iniciativas logró crear un efecto sinérgico mediante sus inversiones.
Ninguno de los dos fue capaz de conectar con éxito a una masa crítica de organizaciones y líderes
con objetivos similares, ni de facilitar su acción colectiva para aprovechar el aprendizaje y la
innovación con el fin de lograr un impacto sistémico más amplio. Así, ni uno ni otro alcanzaron
los logros más impresionantes a nivel sistémico de algunas de las iniciativas temáticas del mismo
periodo, como UNI en la educación de las profesiones de la salud y UNIR en la educación de las
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profesiones rurales. Existen varias explicaciones para esto, algunas contextuales. En Haití, por
ejemplo, una vez que la estabilidad política y económica que parecía posible a principios de la
década no se materializó, cualquier intervención se convirtió en una propuesta extremadamente
arriesgada; los beneficiarios deben ser elogiados por sus logros en condiciones difíciles y a veces
peligrosas.
Más allá de los límites contextuales, estas iniciativas no lograron hacer una contribución
más amplia al desarrollo de cada región por dos razones: el volumen relativamente bajo de
recursos, tiempo del personal y energía invertidos en las iniciativas con enfoque geográfico; y el
periodo relativamente corto de compromiso, que no permitió contar con el tiempo adecuado para
desarrollar nuevas organizaciones, líderes de proyectos y redes antes de que se interrumpieran los
esfuerzos. La reciente reanudación de las actividades en Haití ofrece la oportunidad de ampliar el
alcance y el objetivo de lograr un mayor impacto sistémico, incluso en el caso de que las continuas
dificultades ralenticen el progreso. Un compromiso a mayor plazo en el Caribe probablemente
habría cosechado mayores beneficios a nivel sistémico si las prioridades de programación no
192 Consulte más información en el Capítulo 2: Salud y el Capítulo 3: Agricultura.
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