Page 192 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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Los resultados finales e intermedios eran ambiciosos, pero parecían factibles a largo
plazo. En abril del 2000, tras la aprobación del plan general en septiembre de 1999, el Consejo
de Fideicomisarios aprobó una asignación general de USD 24.7 millones para la fase de
implementación de la iniciativa del CC. En diciembre de 2004, en vista de los resultados positivos
logrados durante esa fase inicial, el consejo asignó otros USD 47.6 millones para continuar durante
un periodo de cinco años. Se planeó una tercera fase de consolidación y difusión, que comenzaría
en 2009 y se extendería hasta 2012-2014.
Pero en 2007, la Fundación decidió descontinuar el programa gradualmente. Se honraría
la financiación de los CC existentes, permitiéndoles terminar con su labor en curso y reducir
gradualmente sus actividades para 2009 y 2010. La asignación de USD 47.6 millones no se utilizó
en su totalidad y, en junio de 2008, quedaban USD 14.2 millones sin utilizar. Durante los casi 10
años de actividad del programa, la Fundación apoyó a más de 180 proyectos bajo el título de
CC, en 33 microrregiones de las tres AGP. De estos proyectos, 21 seguían activos en 2009 y 2010,
cuando el programa se consideró oficialmente concluido.
Dada su magnitud, la iniciativa de CC se implementó gradualmente, comenzando en el
sur de México y América Central (AGP1). Una vez que el personal adquirió experiencia con
las estrategias de enfoque, se extendió completamente al noreste de Brasil (AGP2) y a la zona
andina (AGP3). A medida que se seleccionaban microrregiones para los clústeres, la Fundación
buscaba iniciativas, proyectos o beneficiarios anteriores o existentes sobre los que pudiera sacar
provecho. Un conjunto de proyectos financiados por la WKKF en un territorio determinado o,
eventualmente, un solo proyecto exitoso podría servir como plataforma para construir un CC.
Otros criterios comprendían los recursos locales que podían movilizarse, la presencia de al menos
algunas instituciones y posibles asociados, y la medida en que la microrregión representaba la
realidad de un determinado país o región.
Sin importar el proceso de construcción, la Fundación esperaba que, al madurar o
acercarse a la madurez, cada CC contara con varios proyectos como base. Como alternativa, en
raras ocasiones en que las circunstancias limitaban la posibilidad de tener varios beneficiarios, la
Fundación financiaba un proyecto sombrilla que contaba con varios aliados y componentes. El
valor de cada donación y la cantidad de donativos dependían de la existencia de otros asociados
financiadores, así como de la magnitud del trabajo preliminar existente en cada microrregión.
La Fundación desempeñó una función catalizadora al apoyar la implementación de un CC.
Su objetivo era crear adhesión a la idea; convocar a las partes interesadas de todos los sectores a
nivel local; financiar organizaciones que contribuyeran al propósito general del clúster, y atraer a
otros actores con recursos y poder de decisión.
Una Teoría del Cambio y sus Elementos
El desarrollo de la juventud era el núcleo de todos los clústeres integrales. El propósito era
ayudar a los jóvenes de diversos orígenes a adquirir las habilidades y conocimientos necesarios
para sustentar una familia, realizar un trabajo productivo y convertirse en ciudadanos activos. Las
actividades de desarrollo de la juventud podían abarcar la adquisición de aptitudes comerciales; la
colocación en un empleo; el ejercicio del liderazgo y la ciudadanía; la preservación del patrimonio
cultural y natural; y la recreación y las artes, según el contexto.
El apoyo a la familia también se consideraba una condición necesaria para el desarrollo
físico y mental saludable de los jóvenes. Además de satisfacer las necesidades básicas, las familias
fueron visualizadas como los verdaderos cimientos de comunidades vibrantes que cuidan y
nutren a las generaciones más jóvenes. En el contexto del programa, una comunidad dinámica
era una comunidad organizada para crear las condiciones necesarias para mejorar la calidad de
vida de todos sus miembros, particularmente de los jóvenes. Las mejoras de los servicios sociales,
como los sistemas de atención médica primaria, la educación, la seguridad en la comunidad, el
esparcimiento, los servicios familiares y la organización comunitaria, así como la participación
democrática, promoverían el bienestar de los miembros de la comunidad.
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