Page 278 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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con más recursos a través de las políticas públicas. Si la Fundación Kellogg deseaba tener un
impacto significativo en los temas raciales en América Latina y el Caribe, Brasil era un buen
lugar para invertir. Al igual que en México, el personal vio un creciente interés por el tema,
creando un momento oportuno para comenzar. El movimiento afrobrasileño estaba ganando
popularidad y había señales de avance, como la aprobación del Estatuto de Igualdad Racial,
la Política Nacional Integrada sobre la Salud de los Negros del Consejo Nacional de Salud,
la inclusión obligatoria de la historia afrobrasileña en los planes de estudio de las escuelas
primarias, y la adopción de medidas de acción afirmativa en la educación terciaria.
La preocupación por la inequidad racial en Brasil coincidió con el enfoque cada vez más
explícito sobre la raza dentro de la WKKF. Una preocupación latente por la diversidad, y por
la raza y la etnia en particular, había estado presente durante mucho tiempo en los programas
de la Fundación, comenzando con la iniciativa de 1968 de los Colegios y Universidades
Históricamente Negros para fortalecer las oportunidades de educación superior para los
estudiantes negros. Sterling Speirn, el nuevo presidente y Director General de la Fundación
Kellogg, estaba ansioso por “...integrar nuestro compromiso de erradicar el racismo moderno...
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dentro y fuera de nuestra sede”. Su interés era compartido por los fideicomisarios que, en
2007, desafiaron al personal a crear “... una organización eficaz que promueva la igualdad
racial”. La igualdad racial se convirtió en una categoría de programa independiente en los
Estados Unidos en 2009, y la America Healing Initiative, de cinco años de duración, fue lanzada
en los Estados Unidos en 2010. La labor para hacer frente a la desigualdad racial no era nueva
en el programa latinoamericano. Durante muchos años, los beneficiarios de la Fundación
Kellogg han ayudado a mejorar las condiciones de vida de las comunidades negras e indígenas
de la región y a fortalecer el liderazgo y las organizaciones que trabajan allí. Pero antes de 2008,
los esfuerzos del programa no estaban orientados a la igualdad racial.
En agosto de 2008, se puso en marcha un plan de cinco años para el Programa de
Igualdad Racial, con una consignación de USD 35 millones. El objetivo general del
programa era “mejorar las condiciones socioeconómicas de los afrobrasileños y fortalecer su
participación política para crear políticas y programas que mejoren las vidas de los niños y
las comunidades”. El programa se dirigió directamente a los nueve estados del noreste, la
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región con los índices más altos de pobreza y la mayor concentración de afrodescendientes.
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En Salvador, la capital del estado de Bahía, el 82% de la población era negra. En términos
más generales, el programa también tenía por objeto dar mayor visibilidad nacional al debate
sobre la igualdad racial.
El programa se basaba en dos estrategias interrelacionadas. La primera fue la creación
de un fondo patrimonial para apoyar proyectos de igualdad racial en el noreste. La WKKF
se comprometió con otorgar USD 25 millones en 2008 para comenzar con el financiamiento.
Los ingresos obtenidos de las inversiones del fondo se utilizarían para cubrir los gastos de
funcionamiento y financiar programas y proyectos para hacer frente a la desigualdad racial.
El capital de este fondo se mantendría intacto para que éste se mantuviera a lo largo del
tiempo. La idea de fondo era fortalecer la participación cívica y filantrópica, así como movilizar
recursos a nivel nacional en apoyo de la igualdad racial, sin dejar de darle mayor visibilidad.
Sin embargo, los USD 25 millones venían con una condición: los fondos solo se liberarían a
medida que se recaudaran fondos paralelos, de forma individualizada, con una meta total
combinada de USD 50 millones. El personal reconoció que esto podría llevar más de los cinco
años previstos, ya que la recaudación de fondos era relativamente nueva en Brasil. En 2009, los
fondos fueron transferidos a la Fundación para el Desarrollo de la Investigación (FUNDEP),
una fundación pública autónoma afiliada a la Universidad Federal de Minas Gerais y socia de
la WKKF desde hace mucho tiempo. La FUNDEP retendría el dinero hasta que se estableciera
el fondo y luego liberaría un pago anual por el valor de los recursos recaudados localmente.
302 2007 y Una Visión de Cambio en la Fundación Kellogg. Memorándum a los Fideicomisarios. Sterling Speirn, 9 de
enero de 2007.
303 Actualización del Programa de América Latina y el Caribe para el Consejo. Mayo 2011.
304 Censo Demográfico 2005. www.ibge.gov.br.
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