Page 29 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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creó un departamento de desarrollo de la juventud a fin de continuar el trabajo iniciado por
                   el proyecto. Al igual que en Chile, muchos de los líderes a cargo de los programas juveniles
                   nacionales en Argentina formaron parte de estos proyectos. Ambos esfuerzos tuvieron un impacto
                   positivo en sus respectivas instituciones y comunidades, y ambos siguen activos en la actualidad.
                        En 1992, un donativo de USD 1.5 millones por parte de la Fundación a la OPS ayudó a
                   fortalecer el compromiso con la salud de los adolescentes en Argentina, San Vicente, República
                   Dominicana, Bolivia, Guatemala y Paraguay. El financiamiento ayudó a establecer programas
                   nacionales orientados a los adolescentes, así como a mejorar la educación y la formación de
                   personal sanitario, difundir información sobre la salud de los adolescentes y otorgar asistencia
                   técnica a sus respectivos gobiernos. En cada país se seleccionó una universidad, asociación médica
                   u organismo gubernamental para coordinar el proceso. A manera de catalizadores, su principal
                   labor fue organizar una red de instituciones para coordinarse y recibir información tecnológica
                   de otros centros con más experiencia en Argentina, Brasil y Chile, y así crear una red de
                   comunicación más sofisticada en América Latina. Sin embargo, una evaluación en 1995. demostró
                   que no todos los países que se habían comprometido con implementar un programa de salud de
                   los adolescentes ofrecían apoyo de calidad a los profesionales de la salud. No obstante, gracias a
                   la promoción, creación de políticas y leyes, así como a las redes de comunicación y los temas de
                   salud emergentes (como la violencia y la resiliencia en los adolescentes), la OPS logró mucho más
                   de lo que inicialmente se había planteado.
                        Aunado a la difusión de información sobre el diseño de los programas sanitarios para los
                   adolescentes en América Latina y el Caribe, el proyecto tuvo un impacto tanto en la cultura como
                   en la estructura institucional de la OPS. El director general de aquel entonces dio prioridad a la
                   salud de los adolescentes en las acciones de la organización. Por consiguiente, nombró al primer
                   asesor general en salud de los adolescentes en 1996, y creó una unidad para el desarrollo y la salud
                   de los adolescentes. Esto ratificó el compromiso que la organización tenía para con el programa,
                   sentando así las bases para un desarrollo aún más sustancial de la salud de los adolescentes como
                   una disciplina diferenciada en América Latina y el Caribe. En la Resolución sobre la Salud de los
                   Adolescentes (CD40.R16) aprobada por el 40.° Consejo Directivo de la OPS en 1997, los estados
                   miembro  reconocieron formalmente las necesidades características de la población joven y
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                   aprobaron un esquema y plan de acción.  Y, como comentó la Dra. Matilde Maddaleno, asesora
                   regional en salud de los adolescentes comentó: “El plan de acción (de la OPS) se inspiró en su
                   totalidad en el programa de (la Fundación) Kellogg sobre la salud de los adolescentes. El marco
                   conceptual, las estrategias, las líneas de acción, todo fue tomado del programa de Salud para
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                   los Adolescentes auspiciado por la Fundación”.  Posteriormente, el Plan Estratégico de la OPS
                   2008-2012 y la Agenda de Salud para las Américas reafirmaron la importancia de abordar las
                   necesidades particulares de los adolescentes y de la juventud.
                   Adolescencia Saludable
                        En 1995, los resultados positivos de los proyectos para la salud de los adolescentes y la
                   creciente importancia de los problemas relacionados con la juventud y la adolescencia en América
                   Latina y el Caribe, llevaron a la Fundación a comenzar una segunda (y más ambiciosa) fase de
                   apoyo para dicho fin. Por ello, estableció la Iniciativa para una Adolescencia Saludable y se
                   comprometió a otorgar una ayuda de USD 8.5 millones para consolidar y ampliar los trabajos
                   previos. En aquel entonces, se estimaba que la población de adolescentes ascendería a 130 millones
                   en la región de América Latina y el Caribe para el año 2000. Los problemas potenciales a los que
                   este segmento de la población se enfrentaría incluían analfabetismo, desempleo, abuso de drogas,
                   embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual, violencia intrafamiliar y urbana y
                   falta de apoyo familiar. De hecho, la mayoría de los problemas de salud tenían su raíz en factores
                   ambientales y de comportamiento.

                   12  48.º CONSEJO DIRECTIVO DE LA OPS - 60.ª SESIÓN DEL COMITÉ REGIONAL, Estrategia Regional para Mejorar la
                   Salud de Adolescentes y Jóvenes, agosto. 2008
                   13  Entrevista telefónica con la Dra. Matilde Maddaleno, Asesora Regional en Salud de los Adolescentes de la OPS.


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