Page 115 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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FUNDEMI también expandió su trabajo y ahora promueve el desarrollo en más de 1,000 comunidades
                     rurales de Alta Verapaz y otros seis departamentos del norte de Guatemala, con programas de extensión
                     en salud, educación, agricultura y generación de ingresos, un personal de 250 personas y un cuerpo de
                     2,000 voluntarios. En los últimos años se ha centrado en la equidad de género, la seguridad alimentaria
                     y nutricional y la educación ambiental. Los egresados de Talita Kumi juegan un papel clave en el trabajo
                     comunitario de FUNDEMI.

                        Los niños del norte de Potosí, una de las regiones en condición de pobreza de Bolivia,
                   enfrentan desafíos similares a los que enfrentan los niños de Alta Verapaz. En general, las escuelas
                   rurales solo ofrecen enseñanza primaria de primer a tercer grado. Para continuar sus estudios,
                   los niños tienen que caminar largas distancias, a menudo once kilómetros o más en cada trayecto.
                   Muchos abandonan la escuela y solo el 29% termina la escuela primaria, la mayoría de ellos
                   varones. En 2004, en respuesta al problema, la Fundación Pueblo de La Paz utilizó fondos de la
                   WKKF para establecer el Programa de Alojamiento Familiar para Estudiantes en cinco municipios
                   de la región. Las familias pagan una pequeña cuota para que los estudiantes puedan alojarse
                   con familias anfitrionas durante la semana, y regresan a casa los fines de semana. Comen en una
                   cocina comunitaria, y un tutor local apoya y supervisa sus tareas escolares. También participan
                   en actividades extracurriculares, ya que las clases duran solo cuatro horas al día. Al iniciar el
                   programa, la Fundación Pueblo restableció e institucionalizó una costumbre antigua, informal
                   y casi olvidada conocida localmente como "Uta-Wawa". El proyecto piloto tuvo un gran éxito.
                   Permitió que muchos más niños continuaran su educación y proporcionó un modesto ingreso a
                   las familias anfitrionas de las ciudades. Al final del ciclo de financiamiento, los gobiernos de cada
                   uno de los cinco municipios acordaron apoyar los costos operativos del programa, y una segunda
                   donación en 2007 permitió la replicación del esquema en otros cinco municipios.
                   Mejor Calidad de la Educación Primaria

                       La Fundación Kellogg apoyó proyectos para modelar mejoras en la calidad de la educación
                   primaria que funcionaron en gran medida en tres frentes interrelacionados: la formación de
                   docentes, la flexibilidad curricular y los vínculos entre la escuela y la comunidad. La mayoría
                   de los proyectos funcionaron mediante una combinación de al menos dos de las estrategias.
                   Todo ello con el objetivo de reducir el ausentismo estudiantil, las tasas de repetición y deserción
                   escolar y aumentar las tasas de aprobación y finalización de estudios, el aprendizaje efectivo y la
                   alfabetización infantil.
                       A principios de la década de 1990, en la región de América Latina y el Caribe había poca
                   oferta de formación docente de alta calidad y casi nulas oportunidades para el desarrollo
                   profesional continuo. En muchas zonas, los maestros contaban con formación formal escasa o nula
                   y, en algunos casos, solo unos pocos años de escolaridad. La fundación reconoció que los maestros
                   son fundamentales para el proceso de aprendizaje; los niños no pueden aprender eficazmente con
                   maestros deficientes, a pesar de contar con otras condiciones favorables. Su objetivo fue apoyar
                   el desarrollo de programas innovadores de formación y perfeccionamiento de docentes nuevos y
                   existentes, motivando a los profesores a reflexionar críticamente sobre sus prácticas pedagógicas
                   y a reconocer y adaptarse a las necesidades de aprendizaje de los alumnos. Uno de esos proyectos
                   recibió apoyo en el interior del estado de Bahía, en el noreste de Brasil, en 1995.
                   La Universidad de Feira de Santana creó un programa de capacitación en servicio para profesores
                   de escuelas rurales estatales en nueve municipios del estado. El proyecto se propuso aumentar el
                   uso de la lectura y la escritura por parte de los profesores como herramientas de enseñanza en un
                   área en la que la alfabetización era extremadamente baja. Estableció talleres de lectura, aumentó
                   el acceso a materiales escritos y capacitó a dos maestros en cada municipio para que actuaran
                   como multiplicadores y supervisores. Estos últimos se encargaron del seguimiento in situ con los
                   profesores durante las visitas semanales, y de organizar una reunión mensual entre maestros y
                   profesores universitarios para discutir las dificultades y reflexionar sobre el desarrollo de nuevas
                   prácticas. A lo largo de tres años, las actitudes de los profesores hacia el proceso de enseñanza y



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