Page 117 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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desarrolló un programa similar en la provincia de Mendoza, en el suroeste de Argentina.
                   Se propuso a los estudiantes de ocho escuelas de cuatro municipios a emprender pequeños
                   proyectos para mejorar sus ciudades, trabajando con sus padres, organizaciones locales y
                   empresas. Un consorcio de organizaciones locales, incluyendo organizaciones comunitarias,
                   empresarios privados, la Universidad Nacional de Cuyo y las autoridades provinciales desarrolló
                   el programa. Su experiencia se documentó en un libro y un CD-ROM difundido por FVJ y las
                   autoridades locales.
                       La Asociación Fe y Alegría de Bolivia desarrolló otro programa similar a petición del
                   Ministerio de Educación para buscar nuevos modelos que sirvieran de base a la reforma de la
                   educación a nivel nacional. La asociación estableció el Programa de Desarrollo de Padres e Hijos,
                   que ayudó a los padres a participar en organizaciones escolares tales como juntas escolares y
                   comités de educación y a implementar pequeñas iniciativas comunitarias para la educación
                   y el desarrollo infantil. Estas iniciativas se utilizaron para enriquecer el currículo básico,
                   proporcionando a los estudiantes un aprendizaje más significativo basado en experiencias de
                   la vida real. Al finalizar la beca en 1999, el currículo escolar se había adaptado a las condiciones
                   locales en cuatro departamentos del suroeste y se introdujo en todas las escuelas primarias de
                   estos departamentos.
                       Los fondos de la Fundación Kellogg también desempeñaron un papel importante en la
                   mejora de las prácticas de alfabetización infantil en toda la región. En 1980, aproximadamente
                   uno de cada cinco adultos de la región no sabía leer ni escribir, con índices más altos entre
                   los segmentos más vulnerables de la población. El analfabetismo se reconoció como un factor
                   determinante para perpetuar la pobreza, la opresión, la desigualdad y la discriminación, pero
                   las campañas de alfabetización de adultos que se generalizaron en las décadas de 1960 y 1970
                   tuvieron muy poco efecto sobre el problema. En la década de 1980, los educadores comenzaron a
                   prestar más atención a la mejora de la alfabetización de los niños en las escuelas.
                       A lo largo de la década de 1990, la WKKF ayudó a establecer una Red Latinoamericana de
                   Alfabetización en México, Brasil, Argentina, Uruguay y Venezuela. Las redes crearon un foro para
                   personas e instituciones de la región (incluyendo escuelas primarias, asociaciones de maestros
                   y escuelas de educación) que experimentaban con enfoques innovadores para la alfabetización,
                   pero que hasta entonces habían estado aislados unos de otros. Cada red nacional participó en la
                   elaboración y difusión de nuevos modelos de enseñanza de la alfabetización y contribuyó a que
                   los nuevos enfoques se extendieran a las regiones menos desarrolladas. Los miembros de la red se







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