Page 217 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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Los nuevos negocios que surgieron variaron considerablemente según la geografía. Por
ejemplo, en el CC El Alto en la zona metropolitana de La Paz en Bolivia, 160 jóvenes formaron
pequeñas cooperativas informales. Comenzaron negocios para fabricar prendas de vestir, tapicería
tradicional aymara y otras artesanías y se dedicaron al comercio de alimentos y al entretenimiento.
En el CC Jauja, en los Andes peruanos, donde la economía gira en torno a la agricultura, los
jóvenes iniciaron negocios grupales en silvicultura, cría de animales pequeños y producción
de papas autóctonas para su exportación a Lima. En una asociación con Frito-Lay, los jóvenes
comenzaron a cultivar la más popular de las 4,000 variedades de papas peruanas, incluyendo una
variedad de color púrpura que utilizaron para hacer papas fritas. En 2008, Frito-Lay comenzó a
comercializarlas en el país con el nombre de Lay's Andinas.
A menudo, los jóvenes necesitaban pequeñas cantidades de capital inicial o un pequeño
préstamo para poner en práctica sus ideas. Varios CC establecieron fondos de microcrédito para
hacer frente a estas situaciones. En algunos casos, el CC donó materiales básicos, por ejemplo,
para construir un taller sencillo o un lecho de plántulas. Pero en la mayoría de los casos, a los
jóvenes se les ofrecían pequeños préstamos. Hay innumerables ejemplos de jóvenes que solicitaron
préstamos para comprar animales o semillas, un pequeño sistema de riego, o las herramientas
para abrir un taller de reparación o un pequeño negocio urbano. El índice general de pagos
puntuales fue superior al 95%.
En otros casos, el CC necesitaba ayudar a crear una infraestructura mínima para estimular
el emprendimiento. El CC Vallejuelo, en el suroeste de República Dominicana, operaba en un
municipio con 22,000 personas que vivían en 19 pequeñas comunidades rurales. La labor del CC
se centró en mejorar la cadena de producción de cebollas e introducir nuevos cultivos rentables.
La construcción de un sencillo sistema de riego, construido por mano de obra voluntaria, trajo
agua de un manantial natural en la montaña cercana y duplicó con creces la cosecha de cebollas.
Además, la mejora de las instalaciones de almacenamiento y de un sistema de información
permitió a las familias obtener mayores ganancias por sus cosechas. El aumento de los ingresos y
la mejora de la tecnología liberaron a los niños en edad escolar del trabajo en la parcela familiar.
La tecnología impartida en el nuevo centro de demostración de agrotecnología dio como resultado
una producción agrícola diversificada y la exportación de tomates, pimientos y sandías sin
semillas a Estados Unidos y Puerto Rico. Las cadenas de producción revitalizadas ofrecieron
nuevas oportunidades de trabajo a los jóvenes que recibieron formación en fontanería, soldadura
y computación. En Haití, el CC Cerca Carbajal donó materiales para que los voluntarios repararan
una carretera, permitiendo así un flujo más fluido de personas y mercancías.
La creación de incubadoras para pequeñas empresas era otro medio de ayudar a los jóvenes.
De acuerdo con el informe del equipo de América Latina y el Caribe en 2008 al Consejo: “En
Maranhão, Brasil, las incubadoras sociales y empresariales se han establecido como espacios
donde la educación y el networking se encuentran con el emprendimiento y las alianzas,
reuniendo en conjunto una perfecta combinación de capital humano, social y productivo. Su
impacto en la región es cada día más visible. En São Bento, por ejemplo, se incubaron hasta el año
2006, un total de 42 proyectos en los que participaron al menos 230 jóvenes. Otro ejemplo es la
ciudad de Palmeirândia, donde ahora cuentan con un nuevo restaurante y condominio dirigidos
por jóvenes, y están considerando el turismo como el siguiente paso para esta empresa”. 222
Casi todos los CC que operan en áreas rurales establecen centros de formación o
demostración donde los jóvenes pueden observar la aplicación in situ de prácticas agrícolas
efectivas. Los centros ejercieron un impacto importante en las comunidades, al contribuir a la
diversificación de la producción agrícola y a la difusión de las mejores prácticas. Los jóvenes
participaron con entusiasmo en la formación y las demostraciones, y pronto se convirtieron en
agentes de cambio en sus familias y comunidades. Hay un sinnúmero de ejemplos de jóvenes
que inician una actividad rural innovadora, como es la producción de humus de lombriz como
fertilizante orgánico para la producción de quinoa en los Altos Andes, con la aplicación de lo que
222 Informe de América Latina y el Caribe al Consejo: “Promoción del Desarrollo Regional a través del Método de Clústeres
Integrales, 2000-2007. Antecedentes: Lecciones Aprendidas”, marzo 2008.
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