Page 227 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
P. 227
(REJUCA), la cual trascendió los límites de las microrregiones donde se estaban implementando
los CC. REJUCA era una red de 11 proyectos financiados en los seis países centroamericanos
entre 2002 y 2007. Los proyectos de ese grupo compartían una serie de atributos, incluyendo el
desarrollo del civismo y el liderazgo entre los jóvenes como su eje principal, el involucramiento
juvenil en el trabajo juvenil, la preocupación por la preservación de los recursos naturales y
sesiones de campo los fines de semana que reunían a los grupos juveniles.
La Asociación Nacional de Ex-becarios para el Desarrollo de Honduras (ANEDH) estuvo a la
cabeza de dicha red y el enfoque de campamentos juveniles se basó en su experiencia previa. Con
la red de 12 campamentos juveniles que había establecido en todo Honduras, la ANEDH llevaba
muchos años trabajando en el desarrollo del civismo y liderazgo juvenil por medio del trabajo
comunitario y la educación ambiental. La asociación usó el modelo de sesiones de campo de tres
días para promover la educación ambiental entre los estudiantes de secundaria. Con el apoyo de
la WKKF, la ANEDH expandió el alcance de este trabajo para abordar simultáneamente dos temas
críticos para el futuro de Honduras: la falta de oportunidades para el desarrollo del potencial de
la juventud y la aguda degradación ambiental. Para lograrlo, la ANEDH amplió su labor para
incluir el desarrollo de habilidades personales y de liderazgo, civismo, autoestima, trabajo en
equipo y harmonía entre la gente y la naturaleza. La ANEDH invitó a las comunidades cercanas a
los campamentos a que ayudaran a organizar y operar las sesiones; esto tuvo la función adicional
de educar a las comunidades en temas ambientales. Alrededor de 10,000 jóvenes y adultos
asistieron a los campamentos regulares de verano y, con el tiempo, un grupo de 100 jóvenes que
demostraron su potencial de liderazgo recibieron formación adicional para convertirse en líderes
regionales de campamento. Varios proyectos de la REJUCA adoptaron el modelo de la ANEDH.
En San Salvador, capital de El Salvador, el Sistema de Asesoría y Capacitación para el
Desarrollo Local (SACDEL), también miembro de la REJUCA, adaptó el modelo para lidiar con
los jóvenes en situación de riesgo en un entorno urbano peligroso. Los diez años de guerra civil
habían resultado en una violencia generalizada y niveles muy altos de violencia y delincuencia
callejera en San Salvador. Más de 16,000 jóvenes de todo el país eran miembros de los “maras”,
un grupo delictivo organizado. El SACDEL buscaba ayudar a la juventud a que aprovechara
su energía para fines positivos a través de actividades coordinadas variadas, desde talleres de
autoestima a diseño e implementación de proyectos pequeños para mejorar la comunidad, tales
como limpieza de espacios públicos o restauración de áreas recreativas.
A pesar de este desafiante ambiente, se observaron cambios drásticos en las actitudes y
comportamientos de los jóvenes incluso hacia ellos mismos, sus familias y sus comunidades.
Los que habían sido líderes de pandilla llegaron a asumir roles de liderazgo positivos. Algunos
ex-líderes de pandilla formaron grupos para promover la rehabilitación del uso de narcóticos,
mientras que otro grupo dirigió una campaña de paz y rescató tres espacios recreativos
comunitarios. Y como una notable señal de progreso, tres jóvenes del movimiento fueron elegidos
para ocupar puestos en el consejo ciudadano. En 2009, el recién electo presidente de El Salvador,
en reconocimiento del significado de su trabajo, invitó a los representantes del grupo
a compartir sus prioridades con la nueva administración para formar políticas nacionales para
la juventud.
En la Isla de la Gonave, Haití, la concientización juvenil en cuanto la preservación
de la naturaleza fue un llamado poderoso que adquirió la forma de la educación comunitaria
a cargo de jóvenes voluntarios bajo el liderazgo de un ex-asociado de KILP. Su objetivo era la
formación cívica y de concientización sobre la necesidad de conservar el medio ambiente en una
nación donde la vegetación está, en su mayor parte, devastada. El proyecto movilizó a más de
5,000 jóvenes estudiantes a plantar árboles frutales y de otras especies.
Los miembros de REJUCA se mantuvieron en constante comunicación por medios
electrónicos; además, un grupo grande de representantes del proyecto se reunía dos veces al año
en una sesión de campo para compartir experiencias, reforzar la capacitación y el compromiso
y evaluar el progreso. Tenían una expectativa total de que el movimiento juvenil creciera y se
221