Page 228 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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convirtiera en un medio importante para crear líderes que contribuyeran a la mejoría de una
                       región impactada por años de conflicto. La vivaz REJUCA también movilizó a personas y ONG
                       que abogaban a favor de políticas públicas para la protección del desarrollo de los niños y jóvenes
                       centroamericanos. Esto se hizo en un tiempo en el que los países mismos trataban de implementar
                       políticas y programas para la juventud y organizar divisiones juveniles dentro de las estructuras
                       de gobierno.
                           Entre 2002 y 2007, la Universidad Autónoma de Manizales (UAM), en Colombia, trabajó
                       para promover el civismo entre la juventud en situación de riesgo por medio de un proyecto
                       de promoción de una cultura de paz en Chinchiná, 15 millas al suroeste de Manizales. Esta era
                       un área plagada por la violencia y la guerrilla, donde los jóvenes corrían un alto riesgo de ser
                       incorporados por los grupos guerrilleros. La estrategia de la UAM fue desarrollar las habilidades
                       personales, involucrar a la juventud en iniciativas comunitarias y cívicas y desarrollar el
                       emprendimiento personal. El cambio de actitudes, el crecimiento del capital social en un ambiente
                       hostil caracterizado por la desconfianza, la entusiasta participación de la juventud y la creación de
                       una alianza interinstitucional fueron los puntos destacados de este proyecto
                       y los resultados se diseminaron extensivamente por Colombia. Bajo los auspicios de la WKKF,
                       los representantes jóvenes del proyecto viajaron a Centroamérica para compartir las lecciones
                       aprendidas con la REJUCA.
                           El trabajo con organizaciones juveniles, y el ayudarlos a crecer y participar en discusiones
                       relativas a políticas públicas para la juventud, fue un modo importante de sostener su liderazgo
                       activo al igual que su entusiasmo. Los foros para la juventud y consejos de jóvenes surgieron en
                       muchas partes de América Latina y el Caribe como manifestaciones de dicha participación. En
                       Perú, en 2003, el gobierno central alentaba un enfoque participativo en el diseño de políticas y
                       programas municipales. En ese tiempo, el Centro de Estudios Sociales Solidaridad (CES), ONG
                       con sede en Chiclayo, 500 millas al norte de Lima, usó la participación en consejos comunitarios
                       de varios municipios para promover el liderazgo de la juventud y la capacidad de organización
                       de las organizaciones juveniles. Las organizaciones juveniles formaron una Red Juvenil para
                       la Democracia y condujeron una serie de encuestas comunitarias que identificaron cuatro
                       problemas que se debían abordar con el esfuerzo conjunto de la comunidad y las autoridades
                       locales: el desempleo y subempleo juvenil, debilidad en la organización juvenil, inseguridad en
                       las calles y una alta prevalencia del VIH/SIDA entre los jóvenes. Para abordar estos problemas,
                       la red presentó a la comunidad cuatro propuestas, una para cada problema. Varias propuestas
                       se incluyeron en los planes de desarrollo elaborados a nivel distrital mientras que algunas
                       actividades se implementaron de inmediato. Posterior a este éxito, los miembros de la red
                       recibieron una invitación para compartir sus lecciones aprendidas en varios eventos en todo el
                       país y se hicieron figuras permanentes en las arenas de la planeación y la toma de decisiones.
                       La página web y el programa de radio llamados “Juventud y Democracia: Un Espacio para el
                       Diálogo, la Propuesta y la Acción Juveniles” ayudaron a difundir sus perspectivas y aspiraciones a
                       una audiencia regional.
                           Como consecuencia, las redes y organizaciones juveniles ganaron más visibilidad y respeto.
                       En varios países que estaban implementando políticas para la juventud, las redes y organizaciones
                       estuvieron presentes en eventos políticos como las audiencias públicas para discutir el diseño
                       de programas nacionales para la juventud. En Argentina, en 2002, en las secuelas de una crisis
                       que devastó la economía del país y casi destruyó el tejido social, el Servicio Habitacional y de
                       Acción Social (SEHAS) trabajó para fortalecer las organizaciones juveniles que habían sobrevivido
                       a la crisis así como para crear nuevas organizaciones en la ciudad de Córdoba. Bajo la guía del
                       SEHAS, en un ambiente dominado por el pesimismo, los consejos juveniles realizaron encuestas
                       comunitarias y presentaron propuestas objetivas a las autoridades locales, con lo que ganaron el
                       respeto del gobierno y de otras OSC.
                           Pero siempre habrá limitantes cuando la participación de los consejos/redes juveniles esté
                       basado en arreglos informales y que la buena fe del gobierno sea igualmente informal. Un cambio
                       de circunstancias puede disminuir la apertura y voluntad de las autoridades para colaborar,



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