Page 51 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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de seis semanas en 1995 para las facultades de nueve escuelas de enfermería de América Latina y
el Caribe. El objetivo fue incorporar ideas autóctonas para impulsar el potencial de la educación a
distancia y proporcionar apoyo técnico para la implementación del programa.
Los proyectos de este nuevo grupo se localizaron en Argentina, Colombia, Brasil, México,
Venezuela, Centroamérica (incluyendo Panamá, Honduras, Nicaragua, Guatemala, El Salvador,
Costa Rica y la República Dominicana) y el Caribe. Se centraron en una mezcla de contextos
sociales y geográficos y un grupo diverso de centros de capacitación de enfermería, desde densas
áreas urbanas hasta lugares remotos con poblaciones dispersas. Las instituciones participantes
incluyeron universidades, departamentos de servicios de salud, asociaciones de enfermería,
sindicatos de auxiliares de enfermería y redes de enfermería. Todas tenían el compromiso de
desarrollar los recursos humanos para la enfermería en múltiples niveles educativos. Las escuelas
de enfermería mejor desarrolladas de América Latina y el Caribe se unieron a la Universidad
Estatal de California para brindar apoyo técnico y asesoría.
La paradójica combinación de un sector socio-económico fuerte, con una severa escasez
de profesionales de enfermería, hizo de Argentina uno de los lugares más importantes para este
esfuerzo. Como se mencionó anteriormente, en 1990 la Escuela de Enfermería de la Universidad
de Rosario desarrolló un exitoso programa de licenciatura a distancia. Con una nueva donación en
1994, Rosario extendió su modelo a tres provincias vecinas (Salta, Misiones y Santiago del Estero).
En 1996, la WKKF financió un grupo de universidades públicas y departamentos de salud en
las provincias de Chubut, Neuquén, Río Negro y Tierra del Fuego para que pudieran replicar el
modelo de aprendizaje a distancia de Rosario.
La ausencia de programas de posgrado en enfermería en Argentina, tan solo en 1995, puso
en peligro los esfuerzos por ampliar la educación de enfermería en el país. En ese momento, solo
15 enfermeras en todo el país contaban con maestrías. A partir de sus logros anteriores, una nueva
donación en 1998 permitió a la Escuela de Enfermería de Rosario iniciar la primera maestría en
enfermería en Argentina. Ante la ausencia de profesores calificados, la escuela invitó a profesores
de otras universidades argentinas y a profesores de enfermería de otras partes de América Latina.
El primer grupo de 27 estudiantes del programa consistió en profesores de escuelas de enfermería
de Rosario, Salta, Santiago del Estero y Misiones, quienes necesitaban urgentemente mejorar
las calificaciones de su facultad. En 2014, Rosario y otras tres universidades públicas argentinas
ofrecieron maestrías y doctorados en enfermería.
En Brasil, Colombia y México, los PRODEN también se unieron al grupo de proyectos
de aprendizaje a distancia. Un enfoque común de los proyectos encabezados por PRODEN-
Monterrey, PRODEN-Cali, PRODEN-Belo Horizonte y REPENSUL fue la capacitación para
mejorar las calificaciones profesionales de los auxiliares y ayudantes de enfermería, así como
la ampliación del acceso de las enfermeras de nivel técnico a los programas de estudios de
licenciatura en ciencias.
En 1997, líderes de enfermería de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua,
Panamá y la República Dominicana se reunieron en la Ciudad de Panamá para proponer una
estrategia regional con el fin de establecer redes y fortalecer los esfuerzos de cada país. Se
designó a la Escuela de Enfermería de la Universidad de Panamá para dirigir la iniciativa. La
Fundación ofreció el apoyo de un grupo de consultores de América Latina y el Caribe altamente
calificados y donó fondos para escuelas de enfermería en la Universidad Federal de Minas
Gerais (Brasil) y la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá. Para continuar apoyando el
proyecto regional, la Fundación realizó una donación de USD 810,000 en 1998 por medio de la
Universidad de Panamá, dirigida a escuelas de enfermería y técnicas, departamentos de salud
y asociaciones de enfermería de esos siete países. En esencia, el grupo pretendía aprovechar el
trabajo en red y el intercambio de conocimientos para movilizar a las organizaciones locales.
Llevaría a cabo programas para capacitar al personal de enfermería no profesional, establecería
programas de educación continua y aplicaría metodologías de aprendizaje activo para el personal
de servicios. Esta iniciativa también recibió el apoyo de la OPS, la JICA, la Comunidad Europea
y las principales organizaciones locales. Sin embargo, las ambiciosas metas del grupo se vieron
limitadas por los desafíos de las organizaciones locales y sus entornos políticos, así como por el
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