Page 70 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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aún más y se habría extendido a otros sitios. Se habrían formado nuevas generaciones de
proyectos de UNI y el impacto general en América Latina y el Caribe habría sido probablemente
más pronunciado.
El programa de UNI dejó un legado en la región y muchas lecciones aprendidas. Su logro
más importante fue la formación de alianzas que lograron avances significativos al reformar el
modo en que las universidades se relacionaban con el sector salud y las comunidades. Según la
Educación de los Profesionales de la Salud en América Latina: “Para América Latina, los UNI
fueron fundamentales para recuperar el sentido de lo que es posible modificar a fin de mejorar la
educación de los profesionales de la salud. Además, aparte de ser una estrategia dirigida a un fin
específico, la construcción de alianzas entre la universidad, los servicios de salud y la comunidad,
reveló nuevas vías para la reconstrucción de las relaciones entre la universidad y su contexto
- vías que ya están siendo recorridas por otros departamentos universitarios. Carreras como
arquitectura, derecho y servicios sociales han adoptado el ideario de UNI y ya están participando
en los proyectos o están creando sus propias áreas de acción. Y así, gradualmente, la universidad
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se está haciendo más relevante y en sintonía con las necesidades de las comunidades. El aspecto
más innovador de esas colaboraciones es la integración, y la calidad de las mismas (transparencia,
apertura y respeto) es un factor clave para su éxito. Adicionalmente, el hecho de que se haya
preservado y fortalecido el vínculo con los servicios de salud básica y la comunidad, confirió una
ventaja al currículo latinoamericano de ABP sobre otros currículos similares en Estados Unidos y
Europa.
Los proyectos participantes eran miembros de una animada red que confería un sentimiento
de pertenencia a un grupo que luchaba por ampliar las fronteras de la educación en las
profesiones de la salud. Aunque notables, incluso revolucionarias, el ABP y otras metodologías
de aprendizaje activo relacionadas no fueron las únicas indicaciones importantes de progreso.
La participación de los estudiantes y del profesorado en las actividades de la comunidad
creció significativamente. Se hicieron avances en la exposición de los estudiantes a la realidad
epidemiológica a la que se enfrentarían después de su graduación. Y aunque algunos proyectos
concentraron demasiado su atención en servicios de primer nivel, esto puede haber sido una
debilidad inevitable: Para verdaderamente modificar el perfil educativo profesional habría sido
necesario cambiar las prácticas y las relaciones en todos los entornos de aprendizaje, incluidos los
hospitales y los centros ambulatorios en todo el espectro de especialidades.
En general, UNI dejó huellas importantes que apuntan en la dirección que ha tomado la
educación médica y de enfermería en América Latina y el Caribe.
Los avances en la organización de los sistemas locales de salud fueron desiguales entre
los proyectos y, en general, el legado que se dejó en esta área no fue tan impactante como el
de los componentes académicos y comunitarios. La mayoría de los proyectos de UNI fueron
capaces de implementar programas bien diseñados y eficientes para la promoción de la salud
y la detección temprana de enfermedades en las unidades de atención primaria con buenos
resultados, pero esto era algo que los proyectos de TSA ya habían logrado. Los mecanismos de
referencia y contrarreferencia, así como una mejor articulación entre los diferentes niveles de
atención quedaron por debajo de las expectativas iniciales. En países en los que se están llevando
a cabo amplias reformas del sistema de salud, las políticas e innovaciones introducidas por los
proyectos de UNI han servido de modelo para su replicación. En otros países, sin embargo, los
sistemas locales, si es que existían, estaban menos organizados y dependían en menor medida de
decisiones centralizadas, y estaban poco abiertos a cambios significativos en cuanto a organización
y articulación. Por último, la escasez de recursos locales, tanto materiales como profesionales,
fue una realidad desafiante para varios proyectos en zonas menos desarrolladas. Sus resultados
positivos se limitaron a programas mejorados en unos pocos centros de atención primaria, pero se
vieron eclipsados por la falta de organización del sistema local de salud.
57 Tancredi, FB – Prefacio de Almeida M, Feuerwerker, L y Llanos, M (editores)- Educación de los Profesionales de la
Salud en América Latina. Teoría y Práctica en un Movimiento por el Cambio: una Mirada Crítica, Network Publications,
Maastricht, 2001.
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