Page 71 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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El desarrollo de las comunidades como aliados fundamentales en la atención de la salud fue
una clara fortaleza del programa de UNI. Una de las principales lecciones aprendidas fue que la
capacidad de interactuar con el sistema local de salud se desarrollaba mejor en paralelo con el de
líderes que tuvieran una perspectiva más amplia. En conjunto, contribuyeron a aumentar el capital
social y el progreso en otras áreas, como la cultura política y el espíritu de emprendimiento.
En el lapso de su relativamente corta vida, el legado de UNI dejó docenas de líderes
experimentados en el ámbito académico, en los sistemas locales de salud y en las comunidades.
Junto con las innumerables oportunidades para el desarrollo del liderazgo que ofrecen las
actividades internas y de networking, la Fundación ofreció, por medio del programa de apoyo
de UNI, recursos para la formación formal de liderazgo por medio de programas educativos a
corto o largo plazo. Esa estrategia formó una cohorte de jóvenes líderes con formación médica
que actualmente están difundiendo el ideario UNI y ayudando a las facultades de medicina y
enfermería del continente a revisar sus planes de estudio e introducir métodos de aprendizaje
activos y los elementos de la formación multiprofesional e interdisciplinaria. El impacto del
trabajo de estos jóvenes líderes ya se puede cuantificar en lugares como Brasil, donde más de un
tercio de las facultades de medicina adoptan un enfoque ABP, y donde el Ministerio de Educación
establece directrices basadas en el modelo de UNI para instituciones públicas y privadas que
forman a los profesionales de la salud. Y es probable que sea aún más sustancial en las próximas
décadas.
Networking
En 1984, cuando la Fundación decidió hacer una mayor inversión en la creación de redes
para sus proyectos financiados, la tecnología de las comunicaciones era primitiva en comparación
con la actual. Las personas dependían de los servicios postales, las revistas científicas o las
reuniones presenciales para compartir sus experiencias. La importancia del networking como
estrategia para mejorar el impacto potencial de los proyectos sociales no fue bien comprendida.
Como se mencionó al inicio de este capítulo, en ese momento la Fundación apoyaba cerca de 100
proyectos activos de salud en América Latina y el Caribe, distribuidos en siete grupos de acuerdo
a las principales áreas de interés:
• Atención médica primaria y medicina familiar.
• Salud maternoinfantil.
• Innovaciones en la educación dental y en la prestación de servicios dentales.
• Enfermería de atención médica primaria.
• Tecnología educativa para la salud.
• Educación para la administración de servicios de salud.
• Desarrollo integral.
Además del trabajo del personal, los consultores y las organizaciones regionales (como la
OPS y PAFAMS) que compartían permanentemente con los proyectos las experiencias y lecciones
aprendidas en diversos contextos, los beneficiarios de las donaciones no contaban con mecanismos
e incentivos bien establecidos para mantenerse conectados entre sí.
La Fundación identificó el networking como una estrategia poderosa. Mediante el
intercambio de experiencias y la difusión de los resultados de los grupos de proyectos, el
networking podría mejorar las posibilidades de que los proyectos logren resultados positivos.
El networking ayuda a conectar y empoderar a una masa crítica de líderes e instituciones para
informar mejor a los responsables de la toma de decisiones y ayudar a formar las políticas
públicas. En reconocimiento a esto, en diciembre de 1984, la Fundación aprobó un fondo inicial de
USD 1.4 millones (asignación general de fondos) para fomentar la formación de redes en esos siete
grupos de proyectos. Los fondos se utilizaron para organizar seminarios itinerantes y reuniones
regionales entre representantes de proyectos activos y pasados, para pequeñas donaciones
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