Page 85 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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En 1989 se presentó un informe provisional sobre el progreso de 12 proyectos iniciales que
evaluó el progreso en dos ejes: el impacto en las comunidades rurales y el impacto en las
organizaciones beneficiarias.
Se determinó que el impacto en las comunidades fue mixto. Los mejores resultados se
observaron en los componentes de salud de los proyectos. Esto no fue sorpresa ya que cinco
de los nueve proyectos universitarios habían comenzado como proyectos de salud.
Colectivamente, los proyectos incluían ejemplos de integración de enseñanza y servicios,
participación de alumnos y profesorado en la actividad de servicio, formación de equipos
interdisciplinarios y mejora de la calidad y alcance de servicios para la atención médica primaria.
El progreso del componente agrícola, por otro lado, fue más limitado. Algunos proyectos
universitarios trabajaron exitosamente con los agricultores para mejorar las prácticas agrícolas,
introducir variedades de cultivos y plantar jardines escolares y del hogar. Pero en general, fue
difícil para las universidades lograr un involucramiento directo con las comunidades rurales de
modo que se integraran el conocimiento y prácticas locales con los expertos para incrementar
la productividad agrícola. Los proyectos tuvieron cierto éxito en sus esfuerzos de mejorar la
nutrición, en especial en aquellos que relacionaron el trabajo agrícola directamente con las
necesidades de nutrición de las familias. No obstante, la educación se consideró como el eslabón
más débil, con poca innovación y progreso muy lento. No hubo una evaluación de la capacidad
de los proyectos para promover la organización y empoderamiento comunitarios ni los efectos
sinérgicos del nuevo enfoque integrado en el desarrollo comunitario rural.
Desde el principio se reconoció que estos proyectos iniciales podrían tener un efecto mayor
y más duradero en las universidades que en las comunidades. Al colocar los proyectos de DRI
dentro de las universidades, se presentaron múltiples oportunidades para la WKKF. Esto les
ayudaría a desarrollar una orientación de su servicio al desarrollo rural, similar al enfoque de TSA
que había funcionado tan bien para las facultades de medicina y los colegios agrícolas. La idea
de la extensión rural se legitimaría, algo poco común en las universidades de América Latina y el
Caribe, y promovería el trabajo en equipo multidisciplinario necesario para abordar los complejos
desafíos políticos, sociales, económicos y técnicos del desarrollo comunitario rural. También tenía
71 Desarrollo Rural Integrado en América Latina. Informe al Consejo. Blas Santos, Marcos Kisil, Dan Moore.
19 de octubre de 1989.
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