Page 90 - Aprendizajes y Legados del Trabajo en el Campo
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del cambio institucional. Y donde se habían implementado nuevos enfoques de enseñanza y
extensión, esto había sido, en general, a través del contacto personal entre los líderes del proyecto
y otros miembros del profesorado. La amplia institucionalización de nuevos enfoques que UNIR
aspiraba lograr en profesorados múltiples aún no se evidenciaba. La recomendación central de
la evaluación fue la de renovar esfuerzos para asegurar los compromisos institucionales de parte
de los rectores y presidentes universitarios para poder instigar los cambios deseados al más alto
nivel.
No hubo más evaluaciones de grupos de los 15 proyectos UNIR, pero los informes de
proyecto y resúmenes de informes realizados por los directores de programa de la Fundación
arrojan luz a los logros de los proyectos, así como a las dificultades que enfrentaron y que, en
algunos casos, no lograron vencer. Cada proyecto tuvo áreas fuertes y débiles, condicionadas por
los factores institucionales y contextuales.
En cuanto al primer objetivo de UNIR, el de alterar radicalmente los enfoques de enseñanza
universitarios, todas las universidades que recibieron financiamientos implementaron proyectos
de desarrollo extensionista en comunidades rurales circundantes. Estos funcionaron como
laboratorios de aprendizaje para estudiantes y profesorado de distintas disciplinas. En la
iniciativa general, más de 8,000 estudiantes y cientos de miembros del profesorado participaron
en proyectos comunitarios, cada uno con dos o hasta 12 disciplinas involucradas abarcando
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las ciencias agrícolas y veterinarias, las ciencias sociales y las humanidades. Este fue un logro
importante en América Latina y el Caribe, donde históricamente las universidades se aislaban
de su entorno social y la enseñanza del desarrollo se limitaba a disciplinas individuales en
términos abstractos en general. Como ya se ha mencionado, en cuanto a los proyectos de
atributos similares, el enfoque tuvo un efecto multiplicador. Fue indudable que la mayoría de los
estudiantes participantes lograron un mejor entendimiento de los temas rurales y desarrollaron
un mayor compromiso de ayudar a superar los problemas de las sociedades rurales, más que
quienes no participaron en proyectos comunitarios. Los estudiantes llevaron dicho entendimiento
y compromiso con ellos a sus roles futuros como practicantes y líderes. El proyecto también dio
vida a una nueva generación de líderes académicos entre los profesores jóvenes que participaron
en UNIR, con una visión de mayor respuesta al entorno social. Es posible que el mayor éxito en
este sentido fuera el de la universidad agraria nacional La Molina en Lima, Perú. Estudiantes y
profesorado se movilizaron en grandes números para trabajar en sus proyectos comunitarios.
Las comunidades locales afectadas por el proyecto, mismas que en algún momento percibieran
a la universidad como una entidad distante e irrelevante para ellos, llegaron a considerarla una
institución comprometida con ayudar a las comunidades aledañas.
Algunas universidades tuvieron éxito en la institucionalización de los enfoques de enseñanza
promovidos en UNIR. La extensión comunitaria y la metodología de acción-reflexión se
incorporaron a los planes de estudios de 10 programas de licenciatura en la Universidad Austral
de Chile en Valdivia, donde cada estudiante cubrió entre 34 y 68 horas de trabajo comunitario por
semestre. Cada escuela contó con una partida presupuestaria para la extensión comunitaria y un
consejo de profesores con un representante de cada escuela para supervisar el programa. En La
Molina, al igual que en la Universidad Nacional de Costa Rica, se lograron cambios en pro de la
institucionalización de los nuevos enfoques de enseñanza.
En cuanto al segundo objetivo de UNIR, el desarrollo de modelos de desarrollo rural
capaces de atacar la pobreza rural vinculando a las comunidades con los gobiernos locales e
instancias públicas, el progreso fue mixto. Varias universidades ayudaron a establecer proyectos
comunitarios que trascendieran su rol como laboratorios vivos para brindar beneficios reales
a las poblaciones rurales. La mayor fortaleza de los proyectos fue la promoción de actividades
generadoras de ingresos e integración en los mercados, aunque algunas también ayudaron a
mejorar la educación básica y la salud. Pero solo dos universidades fueron realmente eficientes
en el desarrollo de capacidades comunitarias para organizarse y negociar con agentes externos
y acercarlos a las comunidades. Una de ellas fue la Universidad Nacional de Tucuman. Tanto
estudiantes como profesorado ayudaron a los grupos de comunidades aledañas a desarrollar sus
75 América Latina y el Caribe. Actualización de la programación y plan para 2000-2005. Apéndice F,
15-16 de septiembre, 1999.
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